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Este mensaje me llego, escrito por Teresa de Calcuta (1910-1997), y en verdad cuestiono mi servicio....
A veces creo que solo nos atrevemos a expandir el Evangelio en tierra con vista a ser fertil, pero Dios tambien la tiro en el terreno pedregoso, entre espigos. Y con una sola intencion : Que Todos los Hombres de Salven...
Pero como que a veces se me olvida eso, a veces se esta mas dispuesto (a) a ir a orar por enfermeos, moribundos, personas que estan pasando por alguna prueba, personas que PIDEn y hablan de su Necesidad; pero se deja atras al vecino que llega borracho todos los dias, al jefe y compañeros de la oficina, al sereno, la muchacha del servicio. Vivimos para servir solo a aquellos que se dejaran lavar los pies, pero no servimos para aquellos que son indiferentes.... ¿Pero como no serlo si los que Le conocemos nos hacemos los indiferentes ante ellos? Esto claro es sin pensar que ellos son unos perdidos :OJO no es nuestro deber juzgar, nuestro deber es amar a TODOS y llevar la Jesus a TODOS LOS HOMBRES, en especial aquiellos que creemo que seria dificil hablarle, contarle lo que nuestros ojos han visto y nuestra vida a vivido....

Aqui les dejo con el mensaje que movio mi corazon a Amar, a CHOCAR los 5 con todos... (espero llegar a hacerlo :P )
A veces es más difícil trabajar con los vagabundos que con los moribundos de nuestros hospicios, porque estos últimos están apaciguados ante la expectativa de que pronto se encontrarán con Dios. Podemos acercarnos al enfermo, al leproso y estar convencidos que tocamos al cuerpo de Cristo. Pero cuando se trata de un borracho que chilla, es más difícil pensar que estamos delante de Jesús escondido en él. ¡Cuán puras y amorosas deben estar nuestras manos para hacer llegar a estos seres la compasión!

Ver a Jesús en la persona espiritualmente más pobre requiere un corazón puro. Cuanto más desfigurada esté la imagen de Dios en una persona, tanto más grandes deben ser la fe y la veneración en nuestra búsqueda del rostro de Jesús y nuestro ministerio de amor cerca de él. (Oh Dios). Hagámoslo con un sentimiento de profundo reconocimiento y piedad. Según el carácter repugnante del trabajo a realizar, será la medida del amor y el gozo de servir.