agosto 30, 2006

Cristo nos llama a escoger el camino que conduce a su Reino

Todos los dias recibo el Evangelio del Dia con una meditacion realizada por uno de nuestros Santos,
El lunes, abro mi mail y reviso, El evangelio del dia es tomao de Mt 23, 13-22. Son palabras fuertes de Jesus a los fariseos, es la verdad anunciada en la oscuridad de los que se creen buenos y santos en vida.....
Ahora, lo que mas me impacta es la explicacion que ponen, en donde vi que yo tambien era farisea y pude escuchar nuevamente como esas palabras de Jesus en el Evangelio eran para mi.....
Me he quedado media perpleja, porque amar al projimo, AMAR simplemente es a lo que El nos ha llamado....
Esta explicacion aunque en principio me choco bastante, se transformo en cuan inivitacion del mismo Jesus a caminar con El y por El..... esa invitacion tambien es para ti.... descubrela..

Epístola llamada de Bernabé (hacia el 130) §19
Cristo nos llama a escoger el camino que conduce a su Reino
(Mt 7,13)

Existen dos caminos de enseñanza y de acción: el de la luz y el de las tinieblas. La lejanía es grande entre estos dos caminos. Sobre uno están apostados los ángeles de Dios, portadores de luz, sobre el otro los ángeles de Satán...

El camino de la luz es este: el que quiere andar por él hasta el fin señalado se esmera en su tarea. El conocimiento que nos ha sido dado para dirigirnos por este camino es: amarás al que te ha creado, temerás al que te ha modelado, glorificarás al que te ha rescatado de la muerte, serás sencillo de corazón y rico de espíritu. No andarás con aquellos que pisan el camino de la muerte... No te elevarás por encima de los demás, sino que serás siempre humilde. No te gloriarás en nada, no tramarás malas intenciones contra tu prójimo... No harás acepción de personas al corregir sus faltas. Serás dulce y pacífico, y temerás ante las palabras que has escuchado. No guardarás rencor a tu hermano.

No te preguntarás por lo que el día de mañana te reserva. No invocarás el nombre del Señor en vano; amarás a tu prójimo más que a tu vida. No practicarás el aborto, y no harás morir al recién nacido... Acogerás los acontecimientos de tu vida como beneficios, sabiendo que nada pasa fuera de Dios...

Lo compartirás todo con tu prójimo, sin que nada digas que es de tu propiedad (He 4,32). Porque si ponéis en común los bienes incorruptibles, cuanto más los que perecen... Hasta el fin odiarás al mal... Juzgarás con equidad. No crearás la división, sino que establecerás la paz reconciliando a los adversarios entre sí. Confesarás tus pecados. No vendrás a la oración con una conciencia mala.

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